Alejandra Barros, una carrera construida con disciplina y talento

Alejandra Barros nació el 11 de agosto de 1971 en la Ciudad de México. Desde joven mostró interés por la actuación y decidió prepararse de forma profesional. Se trasladó a Nueva York, donde estudió en el Lee Strasberg Theater Institute y en el Actor’s Studio Film & TV. También tomó clases de jazz y tap en el Broadway Dance Center. Al volver a México, ingresó al Centro de Educación Artística (CEA) de Televisa, lo que abrió las puertas a su carrera en la televisión.

Los primeros pasos frente a las cámaras

Su debut en telenovela ocurrió en 1997 con Huracán, interpretando a Rocío Medina. Luego llegaron participaciones en Confidente de secundaria, Locura de amor, Por un beso y Clase 406. Estos trabajos le permitieron mostrar versatilidad y conectar con un público amplio.

El papel que la consolidó

En 2003 obtuvo su primer protagónico en Mariana de la noche, proyecto que marcó un antes y un después en su trayectoria. Más tarde interpretó papeles clave en producciones como La verdad oculta (2006), Yo amo a Juan Querendón (2007), Alma de hierro (2008) y Para volver a amar (2010-2011), por el que recibió el premio TVyNovelas a mejor actriz coestelar.

Entre el cine, el teatro y el guion

En cine, participó en títulos como No eres tú, soy yo y Viento en contra. Su trabajo teatral incluye obras como Monólogos de la vagina y Malcolm y su lucha contra los eunucos. Además, incursionó como guionista en series como Cloroformo y Los héroes del norte.

Vigencia y nuevos proyectos

En años recientes ha formado parte de producciones como Hijas de la luna, Y mañana será otro día, La Doña, Buscando a Frida, Los ricos también lloran, Vencer la ausencia, Nadie como tú, El precio de amarte y Juegos de amor y poder. En 2024 celebró 25 años de carrera, reafirmando su lugar como una de las actrices mexicanas más consistentes y preparadas.

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Alejandra Barros llega a sus 54 años con una trayectoria sólida, fruto de la preparación, la constancia y la capacidad de reinventarse sin perder autenticidad.