El Cordonazo de San Francisco de Asís: la tradición detrás de las lluvias del 4 de octubre

Cada año, alrededor del 4 de octubre, México y gran parte de América Latina viven las intensas lluvias del cordonazo de San Francisco, una tradición que combina historia, fe y meteorología, y simboliza el fin de la temporada de lluvias y la llegada del otoño.

Mundo04 de octubre de 2025 Mariela Castro
cordonazo de san francisco
El Cordonazo de San Francisco de Asís: la tradición detrás de las lluvias del 4 de octubre

En muchas regiones de México y Latinoamérica, el 4 de octubre no solo se celebra el Día de San Francisco de Asís, sino también la llegada de un fenómeno climático conocido como el cordonazo de San Francisco. Según la tradición, ese día el santo “azota con su cordón” al cielo para provocar un aguacero que limpia la tierra y anuncia el fin del ciclo de lluvias.

El término “cordonazo” proviene del cinturón o cuerda que San Francisco usaba como símbolo de humildad. Se dice que, en su día, el santo sacude su cordón para despedirse del verano y bendecir la nueva estación. Aunque suena a leyenda, este fenómeno tiene una base meteorológica real que suele coincidir con tormentas intensas, relámpagos y fuertes vientos.

Entre la fe y la ciencia: un fenómeno con historia

Las crónicas coloniales ya mencionaban este suceso. Los campesinos y pescadores observaban cómo, cada año, los primeros días de octubre traían lluvias inusualmente fuertes, asociadas a los últimos coletazos de ciclones tropicales o frentes fríos provenientes del norte. Con el tiempo, el fenómeno fue vinculado a San Francisco de Asís, conocido por su amor hacia la naturaleza y los animales, convirtiéndose en una fecha de respeto y agradecimiento a la tierra.

Meteorológicamente, el cordonazo ocurre porque, en esta época, confluyen dos sistemas climáticos: los remanentes de la temporada de huracanes del Pacífico y los primeros frentes fríos del otoño. Esa combinación genera tormentas eléctricas, lluvias intensas y un marcado descenso de temperatura, sobre todo en el centro y sur del país.

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Un símbolo de transición y equilibrio

Más allá de su explicación científica, el cordonazo representa el equilibrio entre la espiritualidad y la naturaleza. Para muchos creyentes, es un recordatorio del poder divino y de la conexión del ser humano con los ciclos del planeta. En comunidades rurales, todavía se realizan oraciones o procesiones para agradecer la lluvia y pedir protección ante los fenómenos naturales.

En la cultura popular, el cordonazo también marca un cambio energético: después de la tormenta llega la calma, y con ella, el inicio de una nueva etapa. En los campos, los agricultores interpretan estas lluvias como el cierre de la temporada de siembra y la bendición final para las cosechas.

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La lluvia que anuncia el otoño

Aunque no ocurre todos los años con la misma intensidad, el cordonazo de San Francisco sigue siendo un referente del calendario natural mexicano. Es la señal de que el verano se despide y que el clima empieza a refrescar. Así, entre mitos y ciencia, entre rezos y truenos, cada 4 de octubre el cielo rinde su homenaje al santo que amó la naturaleza tanto como al ser humano.

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