La Casa Real Noruega retira privilegio a Marius Borg tras escándalo con la justicia

La Casa Real de Noruega ha tomado una decisión contundente que marca un antes y un después en la vida pública de Marius Borg Høiby, hijo mayor de la princesa Mette-Marit y hermanastro de la princesa Ingrid Alexandra, (segunda en la línea de sucesión al trono) y del príncipe Sverre Magnus. Tras una serie de incidentes mediáticos que han generado controversia, se le ha retirado uno de los privilegios más sensibles: la protección personal por parte del cuerpo de seguridad del Estado.

¿Quién es Marius Borg y por qué estaba bajo protección?

Marius Borg, de 27 años, es hijo de Mette-Marit antes de su matrimonio con el príncipe heredero Haakon de Noruega. Aunque no tiene ningún título nobiliario ni lugar en la línea de sucesión al trono, Marius creció en el seno de la familia real y durante años contó con ciertos beneficios, entre ellos la escolta oficial del Servicio de Seguridad Policial (PST, por sus siglas en noruego).

Este tipo de protección, financiada con recursos públicos, se mantuvo incluso después de que Borg decidiera llevar una vida más alejada de las funciones institucionales, lo cual generó cuestionamientos por parte de algunos sectores sociales y medios locales.

Otros de los beneficios más destacados era el uso de un pasaporte diplomático, el cual le facilitaba significativamente los trámites al viajar, especialmente en desplazamientos familiares.

Fue el propio príncipe heredero Haakon quien, en una intervención pública, confirmó que su hijastro disponía tanto de un pasaporte ordinario como de uno diplomático, este último utilizado para viajes con la familia real. 

Sin embargo, el Ministerio de Asuntos Exteriores —institución responsable de la emisión de este tipo de documentos— ha decidido prescindir de este beneficio. De acuerdo con información publicada por medios noruegos y corroborada por la agencia ‘Dana Press’, la Casa Real confirmó que desde hace seis meses Marius ya no cuenta con pasaporte diplomático.

La gota que colmó el vaso: la detención y las imputaciones en su contra

El retiro del privilegio no ha sido una decisión repentina. Desde más de un año, Marius Borg ha sido centro de atención por su estilo de vida, particularmente tras su mudanza a Ibiza y su participación en eventos vinculados al entretenimiento nocturno.

La situación se intensificó recientemente, cuando fue detenido por delitos de amenazas, agresiones, vandalismo y presuntas violaciones.

Se filtraron imágenes de Borg en actitudes consideradas inapropiadas para alguien vinculado, aunque indirectamente, a la monarquía. Además, se conocieron publicaciones en redes sociales donde compartía mensajes que fueron interpretados como desafiantes hacia el sistema o la prensa.

Estas acciones causaron malestar dentro del círculo real y aumentaron la presión pública para que la Casa Real actuara. La decisión de retirar la escolta busca delimitar con claridad la figura institucional de la monarquía frente a los actos privados de quienes no forman parte activa de ella.

Una decisión con mensaje: límites dentro de la realeza moderna

Desde hace algunos años, las casas reales europeas han adoptado posturas más transparentes respecto al uso de recursos públicos y al papel de sus integrantes. El caso de Marius Borg se enmarca en esta tendencia: aunque no es un “royal” oficial, su cercanía familiar generaba confusión en cuanto a sus derechos y deberes.

Al retirarle la escolta y el pasaporte diplomático, la monarquía noruega envía una señal clara sobre la necesidad de definir quién debe beneficiarse de los privilegios del Estado, especialmente en contextos donde la austeridad y la transparencia se han convertido en demandas ciudadanas clave.

La posición de Mette-Marit y el futuro de Marius

La princesa Mette-Marit no ha emitido declaraciones públicas sobre esta medida, lo cual ha sido interpretado como una forma de proteger la privacidad familiar y evitar que la situación escale a niveles más delicados. Sin embargo, fuentes cercanas aseguran que su prioridad es el bienestar de su hijo, aunque también comprende la importancia de preservar la imagen de la monarquía.

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Por su parte, Marius Borg parece dispuesto a continuar su vida fuera del foco institucional. Aunque esta decisión marca una ruptura simbólica, también le otorga libertad plena para construir su propio camino, sin el peso ni las restricciones que conlleva la cercanía con la realeza.