Kawasaki en niños: inflamación vascular silenciosa que exige acción temprana

Un padecimiento infantil autoinmune que, si no se detecta y trata rápido, puede ocasionar graves daños cardíacos a largo plazo.

Vida y Estilo09 de julio de 2025 Maggie Abraham
kawasaki
Kawasaki en niños: inflamación vascular silenciosa que exige acción temprana

La enfermedad de Kawasaki es una vasculitis sistémica, es decir, una inflamación de los vasos sanguíneos que afecta principalmente a niños menores de cinco años. Aunque no es muy común, su peligrosidad radica en que, si no se trata a tiempo, puede comprometer las arterias coronarias del corazón y provocar complicaciones severas como aneurismas o incluso infartos en edad pediátrica.

Su origen exacto todavía es un misterio para la ciencia. Se cree que se trata de una reacción autoinmune desencadenada por una infección previa —viral o bacteriana—, en niños con predisposición genética. Lo cierto es que puede avanzar rápidamente, y su diagnóstico temprano es esencial para evitar daños irreversibles.

En México, aunque los casos son escasos, pediatras y cardiólogos insisten en mantener la alerta, sobre todo en presencia de fiebre prolongada. El desconocimiento general sobre esta enfermedad hace que muchos padres no asocien los síntomas con una urgencia médica, lo que retrasa el inicio del tratamiento.

Síntomas que deben prender tus alarmas

La fiebre alta persistente es el primer y más claro aviso. Si un niño presenta temperatura superior a los 38.5 °C durante más de cinco días, sin una causa aparente, se debe sospechar de Kawasaki, sobre todo si se acompaña de alguno de los siguientes signos:

  • Ojos rojos, sin secreciones (conjuntivitis no purulenta).
  • Labios resecos, agrietados y lengua roja, conocida como "lengua de fresa".
  • Erupción en la piel, principalmente en el torso y genitales.
  • Inflamación en manos y pies, seguida de descamación.
  • Ganglios del cuello hinchados, a menudo solo uno, pero muy notorio.
  • Estos síntomas no siempre aparecen al mismo tiempo, por lo que su diagnóstico puede ser complicado. Existen
  • casos "incompletos" en los que solo se presentan algunos signos, y aún así hay riesgo de daño cardíaco.

El diagnóstico es clínico, apoyado por análisis de sangre, ecocardiogramas y otros estudios que ayudan a detectar inflamación y posibles daños en el corazón.

bebe llorando

Tratamiento y pronóstico: el tiempo es el factor clave

La buena noticia es que, si se detecta a tiempo, la enfermedad de Kawasaki tiene cura y las probabilidades de que el niño se recupere completamente son muy altas. El tratamiento se basa en:

  • Inmunoglobulina intravenosa (IVIG): una infusión que modula el sistema inmune y reduce drásticamente el riesgo de complicaciones cardíacas.
  • Aspirina en dosis altas, que luego se mantiene en dosis baja por varias semanas para prevenir coágulos.
  • En casos más graves o resistentes, se pueden usar corticoides o medicamentos biológicos, como los que se emplean en enfermedades autoinmunes.

El éxito del tratamiento depende directamente de la rapidez con la que se administre. Idealmente, debe iniciarse en los primeros 10 días de síntomas para evitar lesiones en las arterias coronarias.

Tras la fase aguda, los niños requieren seguimiento cardiológico, especialmente si hubo afectación de los vasos del corazón. En la mayoría de los casos tratados a tiempo, los pequeños pueden llevar una vida completamente normal.

Una enfermedad rara, pero real y prevenible con información

Aunque en México la incidencia es baja, se han reportado casos cada año, muchos de ellos sin ser identificados correctamente. En algunos países, como Japón, donde se detecta con mayor frecuencia, se han desarrollado protocolos médicos muy eficaces que han permitido mejorar el pronóstico notablemente.

Además, durante la pandemia por COVID-19 se observó un incremento de casos con síntomas similares a Kawasaki en niños, lo que despertó nuevas investigaciones sobre la respuesta inmunitaria infantil. Esto subraya la necesidad de seguir aprendiendo y de difundir el conocimiento sobre esta enfermedad, especialmente entre padres y profesionales de la salud.

No es una enfermedad contagiosa, pero sí una urgencia médica. La clave está en detectar, tratar y seguir. El papel de los padres es fundamental: conocer los síntomas, actuar con prontitud y exigir una evaluación médica completa cuando algo no se siente bien.

Reflexión final: no minimices una fiebre persistente

Como madre, padre o cuidador, nadie conoce mejor al niño que tú. Si notas que tiene fiebre que no cede, se le pelan las manos, sus labios están rojos o sus ojos inusualmente irritados, no esperes. Confía en tu intuición y acude al médico. Lo que parece una gripe puede ser algo más serio. Y aunque se trate de una enfermedad rara, la prevención comienza por la información.

La enfermedad de Kawasaki nos recuerda que el cuerpo de un niño puede dar señales sutiles… pero muy importantes. Actuar a tiempo puede salvar su corazón. Literalmente.

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