Insuficiencia venosa crónica: síntomas, causas y tratamientos

Descubre qué es la insuficiencia venosa crónica que sufre Donald Trump, detecta sus señales y conoce tratamientos efectivos para aliviarla y mejorar tu bienestar.

Vida y Estilo17 de julio de 2025 Maggie Abraham
insuficiencia venosa cronica
Insuficiencia venosa crónica: síntomas, causas y tratamientos

La noticia del diagnóstico de Donald Trump con insuficiencia venosa crónica encendió la conversación médica y mediática en todo el mundo. Pero más allá del personaje público, hay una realidad que toca a millones de personas —muchas sin saberlo—, especialmente mujeres, adultos mayores y personas con trabajos sedentarios o de largas jornadas de pie.

Esta enfermedad no distingue ideologías ni poder: afecta a cualquiera cuyo sistema venoso haya comenzado a fallar.

¿Qué es la insuficiencia venosa crónica?

Se trata de una condición en la que las venas de las piernas no pueden llevar adecuadamente la sangre de regreso al corazón. Lo que debería fluir con ritmo y naturalidad, se queda atrapado, estancado, generando presión, inflamación y síntomas que van creciendo con el tiempo.

Las válvulas venosas, que normalmente se abren y cierran para impulsar el flujo sanguíneo, se debilitan. La sangre se acumula en las extremidades inferiores y el cuerpo comienza a manifestarlo con señales que, muchas veces, se normalizan: pesadez, dolor, calambres, hinchazón al final del día, ardor, hormigueo… o incluso esas venitas que aparecen como telarañas.

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Cuando no es solo estética: señales que no debes ignorar

Durante mucho tiempo, las molestias provocadas por esta condición se han subestimado o incluso romantizado bajo la idea de que “así es en la edad adulta” o que es una consecuencia “natural” de trabajar de pie. Pero no lo es. El cuerpo siempre avisa, y estas molestias son una invitación a prestar atención.

La piel puede comenzar a cambiar de color o textura, aparecer manchas oscuras, zonas más secas, duras o inflamadas. En casos más avanzados, incluso se forman úlceras difíciles de curar. Todo esto puede prevenirse si se detecta a tiempo.

¿Por qué ocurre?

Hay factores que aumentan el riesgo: antecedentes familiares, haber tenido trombosis venosa profunda, sobrepeso, embarazo, edad avanzada, falta de movimiento, pasar muchas horas sentado o de pie, y hasta la estatura influye (las personas altas tienen más predisposición).

También hay una realidad que no siempre se menciona: esta condición afecta más a mujeres que a hombres, y muchas veces inicia en la década de los 40, justo cuando el cuerpo comienza a expresar de manera más clara los efectos de la rutina, el estrés y el paso del tiempo.

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Diagnóstico: un paso hacia el alivio

El diagnóstico se realiza principalmente con una revisión clínica y una herramienta clave llamada ultrasonido Doppler, que permite observar cómo fluye la sangre dentro de las venas. Este examen no duele y puede marcar la diferencia entre vivir con molestias crónicas o iniciar un tratamiento que realmente haga la vida más ligera.

¿Tiene cura? ¿Qué se puede hacer?

La insuficiencia venosa crónica no se cura, pero sí se puede controlar de manera muy efectiva. Y aquí hay esperanza.

Desde casa, pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia: elevar las piernas varias veces al día, evitar permanecer de pie o sentadx por tiempos prolongados, mantener un peso saludable y practicar ejercicio regularmente.

Las medias de compresión son una herramienta poderosa, que, lejos de ser incómodas o “anticuadas”, hoy se presentan en diseños modernos y eficaces. Ayudan a mejorar el retorno venoso y a reducir la hinchazón, el dolor y la pesadez.

En cuanto a tratamientos médicos, existen opciones como medicamentos flebotónicos (como la diosmina), presoterapia, escleroterapia (inyecciones que eliminan venas afectadas), ablación con láser o radiofrecuencia, e incluso procedimientos quirúrgicos ambulatorios en los casos más avanzados.

Lo más importante es que ningún tratamiento es “de una sola vez”. Requieren seguimiento, constancia y, sobre todo, decisión de mejorar tu calidad de vida.

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Vivir sin dolor es posible

El diagnóstico de una figura como Trump puso los reflectores sobre esta condición, pero lo relevante está en quienes la viven día a día sin ser noticia. Personas que sienten que ya es “normal” tener dolor al caminar, dormir con calambres, o tener que ocultar sus piernas en ropa larga. No debería ser así.

Vivir con insuficiencia venosa no significa resignarse. Significa elegir cuidarse, informarse y buscar alternativas que hoy existen y están más cerca de lo que pensamos.

“Las válvulas dañadas no pueden repararse, pero los síntomas sí pueden controlarse con el tratamiento correcto”, afirmó el doctor José Ceresetto.

Y ahí está la clave: elegir el alivio en lugar del aguante. Porque cada paso cuenta, y cada persona merece caminar sin dolor, sin peso extra en las piernas, sin cargar la enfermedad en silencio.

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